Qué Hacer? Enzimas: fuente de la juventud y chispa culinaria de la vida.
Qué Hacer? Enzimas: fuente de la juventud y chispa culinaria de la vida.
De acuerdo al Dr. Howell, quien es considerado el padre de las investigaciones sobre enzimas, las mismas son por un lado complejos proteícos químicos y por otro lado, reservorios de bioenergía y según el Dr. Cousens son vórtices energéticos por donde se canalizan hacia el cuerpo los campos energéticos de organización sutil del cosmos. Las enzimas no son sólo catalizadores químicos, sino que tienen la fuerza vital que inicia las interacciones bioquímicas. La capacidad de un organismo de hacer enzimas activas depende de la fuerza vital de que disponga ese organismo. Por lo que la fuerza vital de un organismo puede ser medida por su actividad enzimática. La Dra. Ann Wigmore decía:“ La preservación de las enzimas es el secreto de la salud y longevidad”. Las enzimas son moléculas esenciales básicas en casi todas las reacciones de la química corporal. Están formadas por largas cadenas de aminoácidos (proteínas). A su vez, las enzimas dependen de moléculas complementarias que las activan: las coenzimas, las cuales se forman en base a vitaminas (B, C) y minerales (zinc, magnesio, selenio, níquel. Las enzimas pueden usarse varias veces pero las coenzimas no, por ello es importante obtenerlas de los alimentos ingeridos.
Las enzimas sólo se pueden crear a partir de material orgánico vivo y se clasifican de esta manera:
1) Enzimas digestivas: elaboradas por los órganos digestivos para ayudar en el proceso de digestión (endógenas) 2) Enzimas metabólicas: elaboradas en todas las células para desarrollar sus propios funciones biológicas (endógenas) 3) Enzimas alimenticias: presentes en todos los alimentos crudos, sin cocinar (exógenas). Las mismas sirven para aquellos alimentos en los que están presentes.
Es decir que si nos nutrimos de los alimentos en su estado natural, cargados con la proporción exacta de enzimas para comenzar el proceso digestivo, es menor el desgaste de enzimas digestivas endógenas. La energía enzimática está estrechamente ligada a nuestra fuerza vital.
En cuanto a las enzimas digestivas, pueden ser clasificadas en cuatro grupos 1) Amilasas: digieren los almidones y los azúcares… tipos de amilasas, amilasa salival, amilasa pancreática y amilasa intestinal.
2) Celulasas (papaína y bromelina): descomponen la fibra vegetal. Se encuentran en el reino vegetal. Aparte de su función digestiva tienen importantes efectos corporales, entre otras acciones son antinflamatorias, analgésicas, aceleran la curación de heridas y evitan la acumulación de líquidos.
3) Lipasas: degradan grasas y aceites de ácidos grasos. Se originan en el hígado y ejercen su acción en el intestino. Poseen la función de disociar los enlaces covalentes entre lípidos complejos llevándolos al estado de gliceroles y ácidos grasos asimilables por el organismo.
4) Proteasas: degradan la proteína convirtiéndola en aminoácidos. Se originan en el estómago y páncreas, posee la capacidad de actuar sobre los enlaces peptídicos de las macromoléculas proteicas reduciéndolas a monómeros orgánicos denominados aminoácidos
Cabe destacar que la enzima celulasa proviene de la planta, y se libera en el proceso de masticación (caso contrario se experimenta hinchazón) de allí la importancia de masticar muy bien especialmente los vegetales para quebrar su fibra y liberar esta enzima. La extracción de jugos elimina la celulasa de la fibra, por lo cual son preferibles los licuados a los jugos centrifugados y siempre una buena insalivación.
Por ello, si nos alimentamos de comida cocida, estamos forzando a estos órganos (hígado, estómago, páncreas, etc) a que tengan que poner a disposición sus propias enzimas en lugar de usarlas para otras funciones, cayéndose así en un desgaste sin sentido de dichos órganos.
Las temperaturas superiores a los 48-60o destruyen la totalidad de enzimas alimenticias, independientemente del método de cocción utilizado, al igual que los alimentos colocados en microondas. Por lo que la irrupción del fuego en los alimentos eliminó este aporte enzimático externo. Ante esta carencia enzimática el cuerpo se ve obligado a desviar enzimas metabólicas (especialmente del sistema inmune) para completar el proceso digestivo. Con el tiempo esto produce agotamiento y anula funciones fisiológicas como la depuración.
Si de las enzimas dependen todas las reacciones químicas del cuerpo, podemos inferir que la longevidad es proporcional a la disponibilidad de enzimas metabólicas. En un estudio realizado en el Hospital Michael Reese de Chicago, se midió la concentración enzimática en la saliva de dos grupos de personas: adultos (entre 21 y 31 años) y ancianos (entre 70 y 90 años). En este último grupo de observó 30 veces menos concentración de enzimas. En personas con enfermedades crónicas también la reserva enzimática es baja.
Durante el ayuno se presenta un incremento de enzimas disponibles debido a la ausencia de demanda alimentaria, especialmente de alimentos cocidos. Así el organismo dispone de más enzimas para la depuración y curación del cuerpo. Esto explica también el hecho de que el ayuno contribuye enormemente para la longevidad.
Según el Dr. Howell, la enfermedad crónica degenerativa es el resultado de una deficiencia enzimática severa. Como vimos, cuando se consume gran cantidad de alimentos cocidos, las enzimas digestivas deben ser provistas por el organismo, a través de sus glándulas secretoras, como el páncreas. Lo que provoca un constante drenaje y agotamiento. Cuando esto sucede a lo largo de la vida, los órganos comienzan a fallar y se vuelven deficientes y enfermos, lo que acarrea el envejecimiento precoz.
La digestión de los alimentos implica el mayor consumo enzimático a nivel corporal. Nacemos con cierta capacidad de producir enzimas (endógenas), la cual merma con los años, de allí la importancia de asegurar la ingesta cotidiana de enzimas a través de los alimentos (exógenas). Si bien todos los alimentos en estado natural aportan enzimas, algunos están especialmente dotados de ellas, es el caso de la piña, la lechosa y los higos Otra gran fuente de enzimas son las semillas germinadas o brotes.
También existe concentración enzimática en el chucrut, en el kefir y en el rejuvelac.
Entonces ¿cómo preservar nuestras enzimas? Comer alimentos vivos preserva la función enzimática y nos mantiene saludables. Los alimentos con mayor cantidad de enzimas son los alimentos biogénicos (semillas germinadas o brotadas), pre-digeridos y fermentados. Y también practicar ayunos de agua o de jugos.
¡Llegó el Momento para estar Saludable!
Adelante!