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En Hungría está prohibido el ingreso y comercialización de semillas OMG (Organismos Modificados Genéticamente) de Monsanto y es responsabilidad de los propios comerciantes vigilar que sus semillas no estén contaminadas. Por ello cuando se encuentran plantas contagiadas se debe destruir todo el campo.
Los agricultores húngaros, al notar que semillas transgénicas fueron mezcladas con las normales sin su consentimiento, decidieron quemar mas de mil hectáreas de plantas de maíz de semillas transgénicas Monsanto.
Por suerte, con esta acción se evitó la contaminación otros cultivos. Al menos, así lo declaró el secretario de estado adjunto del Ministerio del Desarrollo Rural, Bognar Lajos.
En el 2013, grandes cultivos de maíz transgénico fueron también destruidos, según Global Research.
Ya es conocida, en el mundo de la agricultura, la estrategia que tiene la corporación Monsanto, de contaminar sus semillas modificadas con las normales, y así cobrar las patentes correspondientes. Por ello se ha prohibido la entrada de la semilla en varios sectores, ya que además con la polinización contaminan a otros campos.
A gran escala, la proliferación de la semilla transgénica es un golpe mortal para la agricultura libre que se ha decidido proteger en paises como Hungría. Eso, al menos por soberanía, debería ser respetado por la corporación.
Entrevista a Michiu Kaku!
El físico teórico Michio Kaku (1947, California) es conocido en el mundo académico como uno de los creadores de la complicadísima teoría de cuerdas, pero para el gran público es el autor de libros como Universos paralelos, La física de lo imposible o La física del futuro. Hoy día es una superestrella algo que no es de extrañar dado lo contagioso de su entusiasmo.
En su nuevo libro El futuro de nuestra mente, que la editorial Debate acaba de publicar en España (tras ser número uno en EEUU), Kaku se adentra en el complejo mundo de la neurociencia, y lo hace para imaginar un futuro propio de los libros de ciencia ficción que tanto admiraba de niño.
PREGUNTA. El pasado diciembre, por primera vez, un magistrado español aprobó el uso de una prueba encefalográfica (conocida como 'test de la verdad' o Potencial Evocado Cognitivo) para resolver un caso criminal. La decisión fue muy polémica pero, según cuenta en su libro, deberíamos empezar a acostumbrarnos a este tipo de procedimientos en muchos otros campos. ¿Podemos fiarnos de ellos?
RESPUESTA. Personalmente soy un poco escéptico acerca de su uso. No es una prueba completa. Mucha gente asegura que son precisas en el 90 o 95% de los casos. Pero eso no es un 100%. Y para juzgar a alguien necesitas un 100%.
Creo que hoy la gente está preocupada por los escáneres cerebrales, y su uso como detector de mentiras. Pero eso es hoy. En unos cuantos años, el problema será otro. En el futuro, cuando tengamos escáneres cerebrales de las personas, algunos criminales podrán decir que fue su cerebro el que cometió el delito, que no fue su culpa. “Mi cerebro está dañado –dirán– y puedo probarlo usando una imagen por resonancia magnética. Así que no es mi culpa que haya hecho esta maldad”. El concepto entero de culpabilidad tendrá que cambiar. Tendremos que darnos cuenta de que, aunque alguien no sea culpable ya que su cerebro está dañado, sigue siendo peligroso si ha cometido un delito y tendrá que seguir yendo a la cárcel. Todo el sistema penal tendrá que cambiar.
P.: ¿Se extenderá el uso de los escáneres cerebrales para resolver todo tipo de problemas?
R.: Sí. Hoy en día ya podemos conectar con el cerebro. Podemos ver pensamientos según evolucionan y podemos descifrar estos pensamientos por ordenador. Hay dos cosas que nos han dado la habilidad para leer la mente. Una es la física avanzada, que nos permite obtener fotografías detalladas de los pensamientos dentro del cerebro de la gente, y otra los ordenadores. Las implicaciones son enormes. Por ejemplo, ya podemos grabar memorias simples en animales e introducirlas de nuevo. Podemos cargar memorias simples en el cerebro de un ratón. Después lo haremos con los monos. Y, cuando lo logremos, llegará el turno de los pacientes de alzhéimer. Podremos crear un marcapasos cerebral. Pulsarás un botón e inmediatamente sabrás quién eres, dónde vives y quiénes son tus hijos. Podremos además cargar memorias en el cerebro.
Ya utilizamos en Facebook caras felices para expresar emociones. En el futuro podremos compartir memorias enteras, del primer beso, primera cita, primer baile…En algún momento, en vez de internet tendremos un brainet. Hoy en internet se comparten textos, pero en el futuro se podrán compartir emociones y memorias.
Más adelante podremos también cargar habilidades que necesitarán los trabajadores en sus cerebros, o conocimientos, como lecciones de matemáticas, en los estudiantes. Podremos cargar memorias, como las vacaciones que nunca has tenido.
P.: Mucha gente puede sentir miedo del futuro del que habla. ¿Cree que están justificados sus temores?
R.: No, porque el objetivo inmediato va a ser curar las enfermedades mentales. ¿Por qué la Unión Europea y el presidente Barack Obama han puesto 10.000 millones en un proyecto para mapear el cerebro? Porque el objetivo a corto plazo es curar las enfermedades mentales. Hoy en día cerca del 50% de la población tiene en algún punto de su vida una crisis nerviosa o un problema cerebral. Vemos esto en los mendigos: la mayoría son enfermos mentales, al igual que gran parte de la gente que está en la cárcel. Ahora, gracias a los escáneres cerebrales, podemos observar cómo funcionan las enfermedades mentales.
Los esquizofrénicos oyen voces. ¿Por qué? La parte izquierda del cerebro generas voces, y por eso hablas contigo mismo, todo el mundo lo hace, y la parte frontal las analiza. Pero, a veces, la parte izquierda y la frontal no hablan entre ellas. Esto hace que hables contigo mismo sin tu permiso. Cuando alguien oye voces en su cerebro sin su permiso decimos que está loco. La locura es que la parte izquierda del cerebro no habla con la parte frontal. Por eso tenemos esquizofrenia, una de las enfermedades más antiguas que incluso cita la Biblia. En el futuro quizás podremos curarla. Hoy no, pero ya entendemos por qué el cerebro funciona así, gracias a los escáneres cerebrales que hemos realizado a los enfermos mentales.
P.: Hay quien piensa que los avances en neurociencia cambiarán por completo el rol de la psicología, que podría incluso desaparecer. ¿Podrá la neurociencia explicar en el futuro todos los comportamientos humanos?
R.: Vamos a necesitar siempre consuelo y buenos consejos. Que podamos leer la mente no significa que sepamos qué es bueno para ti y qué decisiones debes tomar. Seguiremos necesitando que nos ayuden. Pero hay otro aspecto importante de los avances en neurociencia. No sólo seremos capaz de, quizás, entender la enfermedad mental y curarla; además, la gente que tenga un daño cerebral o que no tiene brazos, piernas, sufre una lesión medular o ha quedado paralizada podemos conectar sus cerebros con una máquina. Un portátil puede entender tu cerebro y puede manejar un brazo mecánico, una pierna o un exoesqueleto. De hecho, en el próximo Mundial de fútbol de Brasil esperamos que el saque inicial lo realice una persona parcialmente paralítica.
P.: Supongo que estará familiarizado con el concepto de transhumanismo, un movimiento que apoya el empleo de las nuevas tecnologías para mejorar las capacidades mentales y físicas con el objeto de corregir lo que considera aspectos indeseables e innecesarios de la condición humana, como el sufrimiento, la enfermedad, el envejecimiento o en última instancia la mortalidad. ¿Crearán los avances en biología sintética y neurociencia una nueva humanidad?
R.: Desde luego, plantean nuevas cuestiones filosóficas y religiosas como ¿quién eres? Hoy tenemos el genoma, un disco duro que almacena unos 25.000 genes, y sirve de modelo para crear tu cuerpo. Esto ya lo conocemos. En el futuro tendremos otro disco, llamado el conectoma, con todas las conexiones cerebrales. En cierto sentido, aunque mueras, tu genoma y tu conectoma podrán seguir viviendo. Hace mucho tiempo pensábamos que el alma era algo separado del cuerpo. Esto se llamaba dualismo: el alma y el cuerpo eran algo diferente. En los últimos 50 años nos hemos empezado a dar cuenta de que el cerebro es wetware [un término que se usa para describir el sistema nervioso central], no hardware, y la mente es software. Y estos dos elementos interactúan dentro de tu cabeza. Pero cuando tengamos el conectoma y el genoma por separado lograremos separar la mente del cuerpo. Justo como pensaba la gente hace miles de años.
En el futuro habrá bibliotecas de almas. Tu personalidad y tus memorias estarán almacenadas en un disco y tu tataratataranieto podrá hablar contigo. Esto significa que en el futuro algunas personas podrán vivir después de muertas. Habrá bibliotecas de almas. Cuando vas hoy a una biblioteca, ves imágenes y películas de gente que está muerta, pero viven en la librería. En el futuro, tu personalidad y tus memorias estarán almacenadas en un disco y tu tataratataranieto podrá hablar contigo. Ahora puedes leer un libro de una persona muerta, pero entonces podrás hablar con el programa de ordenador que contiene sus memorias. Y podremos ir más allá. ¿Por qué no mezclar el genoma y el conectoma y construir un robot? Serás algo más que un programa de ordenador, volverás a la vida. Es la inmortalidad.
P.: Siempre ha dicho que los libros de ciencia ficción te inculcaron la pasión por la ciencia. Todo lo que cuenta me recuerda al mundo que imaginó Philip K. Dick. El escritor estaba obsesionado con las posibilidades de la mente. Imaginó un futuro en el que la gente podía leer los pensamientos, crear recuerdos artificiales o soñar a la carta. ¿Está este mundo más cerca de lo que realmente pensamos?
R.: Sí, creo que sí. El otro día estaba hablando con un niño y me preguntó qué era una máquina de escribir. Me quedé de piedra. “¿Cómo? ¿No sabes lo que es una máquina de escribir?”, le dije. Y me contestó: “Nadie usa una máquina de escribir. ¿Qué es eso? Todo el mundo usa el móvil”. En el futuro nuestros nietos nos preguntarán por qué tocábamos nuestras pantallas con el dedo y por qué teníamos teclados. En el futuro todo se contralará mentalmente. Podremos subir el termostato, encender la tele, cambiar los canales, conducir el coche… La gente no tendrá que tocar nada. Podremos hacer todo lo que queramos con sólo pensarlo. Hay mucha gente que ya está trabajando en esto, como la NASA. ¿Por qué no mandar robots al espacio que los astronautas puedan controlar desde su salón?
P.: Según avanzamos en el estudio de la conciencia nos damos cuenta de que los animales sienten muchas más cosas de las que pensábamos, y aprendemos más de lo que sentimos nosotros mismos. ¿Cambiará el estudio del cerebro y la conciencia nuestras consideraciones éticas?
R.: Eso creo. Casi todos los científicos piensan que sólo los humanos son conscientes. Creen que la conciencia es un bien muy característico del que sólo gozan los humanos. Yo no lo creo. Pienso que hay distintos niveles de conciencia, pero todos los animales son conscientes. Por ejemplo, un caimán tiene una conciencia de nivel 1, entiende el espacio. En el nivel 2 estarían los monos, que entienden la sociedad y las emociones. Los humanos estaríamos en el nivel 3, porque además entendemos el tiempo, el pasado y el mañana.
Para entender el futuro, para entrever lo que va a ocurrir, se necesita un poder computacional inmenso, que los robots hoy no pueden tener Los animales no tienen un sentido del mañana. No puedes entrenar a tu perro o a tu gato para entender que hay un mañana. Los humanos planificamos, pensamos, soñamos y vivimos en el futuro. Todos nuestros pensamientos están orientados a saber qué viene después. Los animales no piensan así, sólo se interesan por saber dónde está su comida. Se mueven por instinto.
Los robots que hemos logrado crear en el laboratorio también tienen conciencia, pero de nivel 1. Son primitivos, pero no muy distintos a un caimán, pues saben situarse en el espacio.
P.: ¿Y en el futuro habrá robots como nosotros, con una conciencia de nivel 3?
R.: El MIT está tratando de desarrollar robots de nivel 2, que sientan emociones. Son muy primitivos. Pueden sonreír como tú, pueden mirarte a los ojos, pueden bostezar y reírse… Casi alcanzan el nivel 2. Pero para entender el futuro, para entrever lo que va a ocurrir, se necesita un poder computacional inmenso, que los robots hoy no pueden tener. En algún momento lo tendrán, pero si aún faltan décadas para que existan robots de nivel 2 no digamos los de nivel 3…
P.: En su libro asegura que la humanidad podría entrar en contacto con vida inteligente extraterrestre en las próximas décadas. ¿Cómo cree que vamos a responder a este reto?
R. En efecto, creo que podríamos contactar en algún momento con vida inteligente del espacio exterior. Hasta ahora los astrónomos han identificado cerca de 2.000 planetas orbitando estrellas. Pero creemos que sólo en nuestra galaxia hay cerca de 10.000 millones de planetas con características similares a la Tierra. Así que, tarde o temprano, entraremos en contacto con vida inteligente y, si pueden visitarnos, significará que están muy avanzados, por lo que seguro que tienen una conciencia de nivel 3 y pueden ver el futuro. Ahora, si son más inteligentes que nosotros, es que pueden ver el futuro mejor. Serán más imaginativos que el ser humano. Y esto, creo, es una señal de inteligencia. En mi opinión, no estamos midiendo la inteligencia muy bien. Mucha gente con grandes cocientes intelectuales no triunfa en la vida. Una de las claves de la inteligencia es la habilidad para ver el futuro, para entender de forma realista cómo se va desarrollar.